Ya desde hace tiempo teníamos abandonado este espacio dedicado al Escultismo Sevillano, especialmente dedicado a incidir en su historia. Quisiera retomarlo a partir del triste acontecimiento producido recientemente como ha sido el fallecimiento de Carlos Ros, uno de los más importantes Viejos Lobos que nos quedaban y que partió para el eterno campamento. Ahora disfrutará de la presencia de tantos buenos scouts que estoy seguro, velan por nuestros chavales y educadores en todas nuestras actividades desde ahí arriba, no me cabe la menor duda. Que nuestro Señor, la Virgen de Guadalupe y San jorge les ayuden.
Otro gran scout como es Alberto Plaza, gran amigo de Carlos, el cual lo ha sido todo en el escultismo del MSC ha tenido la amabilidad de hacerme llegar la carta que nos leyó en la pasada Eucaristía realizada en la iglesia del Convento de Santa Inés dedicada a nuestro amigo.
La carta lo dice todo y resume el cariño y la gran persona que se nos ha marchado.
Carlos:
Nos queremos desde hace muchos años, desde que volvías de Comillas en la vespa. Después, con el 2 caballos recorrimos toda España y el extranjero, unas veces por las reuniones del Consejo de MSC, al que pertenecíamos, otras para buscar datos para los libros de tus santos, y otras por diversión.
Cuando tu corazón ya no podía resistir los viajes te inventaste la Parroquia de Papel, y todas las semanas mandabas un correo con una introducción y un adjunto con el sermón. El último mensaje no llegó a tus parroquianos porque Dios te llamaba, y tú siempre ibas a la llamada del Señor.
Pero de este último mensaje sí escribiste la introducción, que ahora voy a leer a los presentes, entre los cuales estamos muchos de tus parroquianos.
´´Queridos amigos parroquianos: Quedan todavía los Reyes para acabar la Navidad. Que los Magos os sean propicios. Yo he pasado una Navidad un tanto delicado de salud. Y a ello he de añadir que Patricia, mi secre, tiene un pie escayolado desde el 12 de noviembre. Espero que el próximo 8 de enero se lo quiten, porque nos valemos francamente mal los dos en casa.
El 24 de diciembre visité al cardiólogo que me hizo una ecografía y volví ayer porque soporto una disnea y falta de sueño, que me tienen preocupado. He de agradecer al cardenal Ayuso Guixot que el 24 de diciembre se acercara por la Clínica Sagrado Corazón a saludarme, cuando acababa de llegar de Roma para pasar las Navidades con su familia, que son nada menos que nueve hermanos y no sé cuántos sobrinos. Y repitiera su visita a mi casa el 1 de enero. Mañana día 5 vuela vía Madrid, sin pasar por Roma, a los Emiratos Árabes, donde tiene una reunión, como Presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso.
Pienso que no todo el mundo puede darse el lujo de recibir por dos veces en las Navidades a un cardenal de la Iglesia, y se lo agradezco de corazón.
Feliz Año 2020. Paz y Bien.”.
El sermón esta vez eras tú, dándonos una lección de bien morir.
Hace 15 años estuvimos en este mismo lugar para celebrar una eucaristía por tu madre, y ahora por ti.
El mismo día que murió tu madre, quince años y dos horas después bajó con los Reyes Magos a recogerte y llevarte a la gloria.
¡Qué alegría has debido de pasar al ver a tu padre, a los seres queridos, a don Francisco Cruces, párroco de San Pedro, para recordarle las de misas por la tarde que has dicho allí, y la tertulia que luego manteníamos los tres. A Sor Clara, abadesa de este convento, que vinos los dos tantas veces. A tu buen amigo el cardenal Bueno Monreal, y a tu
extensa lista de santos, a los que ayudaste con un empujoncito, por medio de tus libros, para que los declararan santos!
Este viaje, Carlos, lo has hecho solo, no hay otra manera. Pero quiero despedirme de ti como lo hemos hecho tantas veces en MSC, en muchas partes del mundo, con la aportación de nuestro grano de arena para dejar un mundo algo mejor de cómo lo encontramos. Seguro que a dónde has ido te lo valorarán:
De una canción que cantamos muchas veces, he recogido estas estrofas:
“Lo solemne dice menos que lo humilde,
el reposo dice más que el movimiento,
las palabras hablan menos que los ruidos
y los ruidos dicen menos que el silencio.
¡Oh Señor!, tú que ves nuestros anhelos,
por buscarte en tus obras siempre inquietos,
yo te pido que nos lleves de la mano
a la paz de un eterno campamento.”
Tú ya te encuentras en ese Eterno Campamento.
Para finalizar, me despido de ti como siempre hacen los scouts. No es una despedida es un breve adiós:
“Llegado ya el momento
de la separación,
unamos nuestras manos
en un círculo de amor.
Que no nos separemos
que un mismo corazón,
nos une en apretado lazo
que nunca dice adiós”.
¡Carlos, hermano, descansa en paz!